viernes, 24 de octubre de 2008

La abuelita

Le duele mucho pero no puede seguir en cama. En cama es peor. Lentamente se levanta ayudándose con una silla que deja todos los días al lado de la cama para esa función. 75 años son muchos si el cuerpo está lleno de achaques, y parece que a esos años los achaques es lo único que no cuesta coger. Cuando por fin se levanta inicia el protocolo de todos los días. Primero deja deslizar el camisón por las piernas y se dirige al baño a cumplir con sus primeras funciones del día y asearse. Por lo menos ella aun no tiene problemas en los esfínteres como sus amigas, ella le llama supervivientes.

Una vez aseada inicia las labores de limpieza de todos los días. Es increíble lo que se mancha la casa todos los días. Aun no han inventado nada para que no se llene todo de porquería. Si por lo menos estuviera en un piso tendría vecinas que le ayudaran cuando no puede más, aunque solo fuera moralmente, ya que otra cosa muchas veces no se puede hacer. Recuerda cuando era joven y toda esa labor no le llevaba más de una hora, hoy en día tarda toda la mañana y las cosas no quedan perfectas.

Lo que peor lleva es el trabajo del jardín. Peor, parece que esa palabra siempre aflora con la vejez, pero es cierto, preparar el terreno donde plantará los rosales es una tarea ardua. Todo el mundo admira lo preciosas que tiene las rosas, si supieran lo que cuesta conseguir el abono. Hace años que le dieron la receta y se prepara su propio abono orgánico, ya no se fía de esas cosas que ponen ahora y que hacen que todo huela fatal. Sale de casa hacia el invernadero donde hace todos los preparativos. Antes también lo usaba para cultivar flores dentro pero ya no, ahora es el lugar donde se prepara el abono.

El calor que hay en el interior hace que esté todo listo en mucho menos tiempo y así no tiene porque preocuparse tanto por si estará a punto o si va bien el proceso de fermentación. Tiene varias cubetas que va rellenado según lo necesita. Esta mañana se prepara a rellenar la cubeta que uso el mes pasado. Antes era más fácil conseguir la turba y desechos orgánicos, la red de alcantarillado ha puesto todo más complicado, por suerte le comentaron una receta que desde que la usó por primera vez sus rosas se han ido convirtiendo en la envidia de todo el mundo, hasta le hicieron una vez un reportaje y ya ha ganado muchos premios.

El truco del abono es añadirle un poco de carne para que así el proceso de fermentación sea más rápido. Ya tiene todo dispuesto y ya sólo queda trocearla bien. Menos mal que siempre hay chicos dispuestos a ayudar a una ancianita a traer las cosas a casa. Y mientras deja caer el hacha se ríe porque por lo menos ese tuvo la decencia de no pisar sus flores.

2 comentarios:

eclipse de luna dijo...

Espero no encontrarme nunca con una de estas abuelitas para no ser pasto de su abono..increibles tus historias..me encantan
Un besito y una estrella.
Mar

Anónimo dijo...

Una señora encantadora. Es como en 'crimen y castigo' pero al revés.

Saludos