lunes, 6 de octubre de 2008

Gula

¡Qué caramelos más ricos! Yo de mayor lo único que quiero comer es caramelos. Ya sé que dicen que no son buenos pero eso es mentira. No conozco a ningún niño que se haya muerto por comer caramelos y eso que dicen de los dientes también es mentira. Mi abuela no come ningún caramelo y tiene unos dientes de plástico. La primera vez que se los vi me asusté mucho. La fuimos a ver al hospital por culpa de algo con la tensión de las venas, que no sé que es eso electricidad, y tenía al lado de la cama unos dientes de muerto. Luego me dijo mi papá que eran dientes de plástico porque se le habían caído los dientes. Así que eso de que los caramelos hacen que te caigan es mentira. ¡Sí, gracias!

Hay algunos niños que todavía se creen eso, pero son pequeños. Yo ya tengo seis años y soy mayor. Ya sé leer y escribir. Y pronto van a acabar las clases y van a venir los Reyes y Papá Noel. Este año he sido muy bueno y por eso me lo van a traer todo. Incluso, el otro día, vi un regalo que Papa Noel dejó ya en casa para no tener que traerlo ese mismo día porque tiene el trineo muy cargado y no le cabe todo. ¡Sí, también me gustan los caramelos de fresa! ¡Son mis preferidos! ¿Qué le pido? Bueno, le pido pocas cosas: Un muñeco, un juego de coches, un coche teledirigido, una bicicleta para aprender a andar, mi mamá me dijo que también le pidiese algo de ropa, un robot transformable, un juego de fichas... y el regalo que estaba escondido creo que es la consola. Este año sí que me he portado bien.

Gracias. Vaya, ¡cuántos caramelos tienes! Mi mamá hoy no está conmigo está mi tía. Es aquella señora de allí. Es un poco tonta pero de vez en cuando me compra alguna chuchería. A ella no le gusta estar en el parque y por eso se trae un libro y se lo pone a leer. Tengo que ir de vez en cuando a decirle como estoy pero alguna vez no he ido y tampoco pasó nada. ¡Mira como subo! ¿A que soy mayor? Los niños pequeños no pueden llegar hasta aquí arriba. El año pasado tampoco podía subir yo pero ahora soy fuerte. Los caramelos me dan fuerza.

¿Mis papás? Mis papás están trabajando. Mi papá trabaja en una oficina con papeles y mi mamá es abogada. Va a muchos juicios y me dice que ella se encarga de que los malos vayan a la cárcel. Yo de mayor voy a ser policía para ayudar a mi madre. Claro que tengo pistolas pero no me dejan llevarlas al colegio, dicen que no se puede llevar armas porque podemos hacer daño. Eso también es mentira. Son pistolas de juguete, aunque una vez maté un oso con mi escopeta. Era enorme, mayor que una montaña y yo no tenía miedo. ¡Que sí, que es verdad! Y le disparé y cuando cayó la piel se transformó en una alfombra que ahora tenemos en casa. ¿Me das otro caramelo?

Sí que tengo sueño. Me dices que me llevas a ver a mi papá. Vale pero tengo que avisar a la tiíta. ¿Ya la has avisado? Bueno, pues entonces vamos, aunque me vas a tener que llevar en brazos, tengo un poco de sueño. No, no quiero más, creo que los caramelos me han dado sueño...


...¡Por favor! ¡Quiero ir con mis papás! ¡Quiero a mi mamá! No por favor, no me lo hagas otra vez, seré bueno pero no me lo hagas más. No, más caramelos no, ¡no quiero volver a dormir!

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