jueves, 16 de octubre de 2008

Azul

Un día más abro los ojos. El Sol me recibe un día más con un espectáculo de luz y calor. Es maravilloso levantarse los días de Sol, hace que el dolor de huesos sea más leve y le alegra a uno el corazón. Lentamente me incorporo. El paso de los años es cruel cuando uno se acerca al ocaso de la vida pero si uno no se mueve es peor.

Con dolor me dirijo hacia el baño para asearme. Los buenos hábitos nunca hay que perderlos. Tras orinar y lavarme a conciencia procedo a afeitarme. Aun añoro el sonido de sus zapatillas al aparecer tras de mí para darme un beso, sus abrazos, su olor… Una lágrima aflora en mis ojos mientras me agarro al recuerdo de su cara. Una cara que vi durante más de 50 años. El corazón se me encoje cuando pienso en como me dejó pero le prometí que viviría hasta que pudiéramos volver a estar juntos. Le prometí que sería feliz hasta que mis labios volvieran a posarse en los suyos, pero la espera es tan larga…

Observo mis manos aguantándome erguido frente al lavabo y sigo afeitándome mientras pienso en el día tan maravilloso que me espera. Cuando acabo ahueco mis manos para que el agua acabe de limpiar los restos de la espuma. No hay nada como un chorro de agua bien fría en la cara para decirle a uno que está vivo. Miro fijamente al espejo y por unos instantes me olvido de lo que estoy viendo y me imagino cuando el mundo era mío, cuando era nuestro. Las canas que aun quedan en mi cuero cabelludo desaparecen y todo se vuelve negro. Los rizos que tantas miradas de soslayo levanté en las mujeres aun están ahí y sonrío.

Lentamente vuelvo a la habitación. La luz del Sol ha calentado lo suficiente el suelo como para que mis pies lo agradezcan mientras busco la ropa que me voy a poner. Es preciso que cada día uno se arregle como si alguien importante lo fuera a ver, así uno se encuentra mejor consigo mismo. En eso un hombre lo tiene más fácil, pero pese a todo, la ropa tiene que estar impecablemente planchada.

Antes me lo hacía ella, pero a raíz de que empezó a enfermar fui aprendiendo todas las tareas que antes me parecían imposibles. No es que no le dejara hacerlas, no. Cada día, antes de acostarnos, ella se levantaba y cuidadosamente me planchaba como buenamente podía la ropa del día siguiente. Nunca se lo dije, pero cuando ella se acostaba me levantaba para planchar la ropa que ella había intentado alisar entre temblores para que cada mañana me viera perfecto. La quería tanto… vaya, hoy estoy melancólico.

Agarrándome al brazo del sofá me siento para que mi corazón se desahogue. Miró tras la ventana y observo un maravilloso cielo azul con un enorme Sol en medio. Antes usaba el truco de mirar al Sol para esconder las lágrimas que pocas veces me afloraban, hoy son las lágrimas las que hacen que el Sol se difumine con el azul del cielo. Un suspiro brota con fuerza desde mi interior mientras siento unos labios en mi mejilla. Lentamente me giro y la veo frente a mí…

7 comentarios:

eclipse de luna dijo...

Que bonito..no se si te lo he dicho ya..pero me encantan tus historias..
Un besito y una estrella.
Mar

Anónimo dijo...

Vaya pufo. Mes y medio de blog supongo que pactado. Joder, esto ya parece el premio Planeta.

Anónimo dijo...

Has pensado en escribir un libro con tus historias? Puede ser bastante interesante, yo lo compraría.

Albalvcor dijo...

Respondería al anónimo que este blog existe porque el anterior que tenía... desde hace 5 años, me secuestraron la contraseña.... y que si no fuera por mi mujer, éste no existiría. Pero no merece la pena dar explicaciones a álguien que se esconde.

Tengo uno escrito y registrado, pero no publicado.... También porque insistieron en que los registrara.... lo de publicarlo aun no lo tengo claro.

Perséfone dijo...

Acabas de plasmar en unas cuantas lienas uno de mis mayores temores: despertarme un día sola y buscar a mi amor por todas partes sin resultado alguno.

Cómo decía aquella canción ¿Por qué no me enseñaste a vivir sin ti?

Un abrazo.

eclipse de luna dijo...

Gracias por tus palabras en el foro, aunque alli ya te lo dije, queria que lo supieras, gracias por tu apoyo hacia mi blog.
Un besito y una estrella.
Mar

Yure dijo...

No está mal, pero deberías repasar los tiempos verbales, sobretodo en la primera frase: "Despacio aparto los cartones que me servían de manta" no hay concruencia entre ellos.