viernes, 17 de octubre de 2008

Verde

Despacio aparto los cartones que me servían de manta. Despacio me incorporo para no molestar a los compañeros que tengo alrededor mientras voy hacia el cubo que tenemos en el rincón. Despacio intento no salpicar y suplico porque no desborde una vez más. Observo como todos se levantan como zombies sin alma, asustados cuando escuchan el cerrojo de la puerta descorrerse.

Despacio avanzamos hacia la luz que se abre ante nosotros con la misma ropa que usamos día tras día. Hace tiempo que dejamos de oler, hace tiempo que dejamos de protestar, hace tiempo que sólo sobrevivimos.

Una escudilla llena de una masa informe es nuestro sustento diario mientras a los últimos los sacan a empujones. No hay palabras, sólo sonidos. Otra vez sacan a uno arrastras por los pies. Despacio dirigimos la mirada hacia otro lado cuando pasan a nuestro alrededor y lo introducen en una hormigonera. Masticamos nuestro miedo. Hubo un tiempo en el que grité y protesté pidiendo dignidad.

Un silbido. Despacio avanzamos hacia la camioneta formado una hilera silenciosa, sólo rota por el golpear de las escudillas al resbalar de las manos contra el suelo. Uno a uno vamos entrando a la oscuridad y nos acuclillamos, despacio, en silencio. No somos sardinas, ellas tienen libertad, somos la carnada. El motor arranca y nos movemos.

Al cabo de un rato nos detenemos y la luz nos golpea cada vez que se abre el portón. De cada vez uno se baja, despacio, en silencio y nos movemos ocupando ese espacio que quedó. Cuando al fin llega mi hora salgo al exterior mientras agarro el cartón que me alzan.

Ante mí aparece un niño que me indica que le siga. No me fijo en él, son todos iguales, como nosotros. Avanzamos despacio por la calle, nadando entre la multitud hacia nuestro lugar. Cuando por fin lo alcanzamos me siento en la fría calle y lo cojo en brazos. Ante nosotros sitúo el cartón mientras el niño empieza a gemir. Dirijo despacio la mirada al cielo y recuerdo.

Recuerdo que una vez mis pies descalzos corrían por la hierba mientras la alegría desbordaba mi interior al cruzar el mar verde de la jungla.

5 comentarios:

eclipse de luna dijo...

como haces para que imagine cada una de tus historias.???.
He sentido cada paso, y ese frio por el cuerpo.
Excelente como todos.
Un besito y una estrella.
Mar

eclipse de luna dijo...

ole, ole y ole..vas en primera posicion...
Como me alegro por ti.
Un besito y una estrella.
Mar

Caracola Light dijo...

Pues yo me siento a veces como una sardina en lata y otras como un niño ; )

Anónimo dijo...

anda, cada post de un color...

Jordim dijo...

Bien escrito.