domingo, 12 de octubre de 2008

El Sexto

Hoy lo he vuelto a sentir. Mientras hacía el camino de regreso desde el trabajo lo pude percibir, sabía que estaba en alguna parte. La sensación se me está haciendo insoportable. He intentado muchas veces saber quién era, quién es la persona que me está acechando, pero no lo he conseguido. Pese a notar sus ojos en mi nunca he conseguido ver a nadie.

Todo comenzó hace unos meses o mejor dicho, fue cuando empecé a notar pequeñas cosas. Lo primero fue la correspondencia. Muchas cartas me aparecían como si las hubiesen pegado de nuevo pero no le di importancia al hecho de que tanta gente se equivocara a la hora de cerrar los sobres. Luego la ropa, me desaparecían prendas de las cuerdas: camisetas, pijamas, sostenes, tangas... y fue gracias a la ropa cuando me percaté de todo. Un día antes de marcharme de casa a la compra tendí la ropa, y para asegurarme a cada prenda le puse 3 pinzas. Al volver había tres huecos pese a que no soplaba ni una ligera brisa de verano.

Le daba muchas vueltas a la cabeza pensando en todas esas cosas cuando todo fue a más. Sonidos de pasos acompañándome fuera donde fuera. Llamadas telefónicas a horas intempestivas que se cortaban. Intenté presentar una denuncia a la policía pero me dijeron que "sin pruebas no podrían hacer nada aunque mandarían una patrulla por la zona". ¿Una patrulla? Veía pasar más veces a la semana al camión de la basura que al coche patrulla. Le empecé a pedir a mis compañeros que me acompañasen a casa por las noches para poder encontrarme más segura. Sabía que no eran más que conjeturas y percepciones pero cada vez estaba más aterrorizada. Y las cosas empezaron a aparecer fuera de su sitio.

Ya llevo varios días sin salir de casa. En el trabajo he dicho que estaba enferma y he aprovechado para cambiar la cerradura y rebuscar por toda la casa por si veía "algo". Las pocas veces que tengo que salir de casa lo hago parándome en todas las esquinas para mirar atrás. Alguna vez me pareció ver una sombra pero empiezo a dudar de todo lo que oigo o veo. Cuando regreso a casa vuelvo a tener esa sensación. Y sucede.

Me disponía a desnudarme para meterme en cama cuando al apagar la luz unos brazos me agarraron por detrás y me taparon los ojos y la boca ahogando mis gritos. Lo siguiente que he sentido es como me zarandeaban de un lado a oto sin poder hacer nada. Los sonidos de una respiración que no era la mía me rodeaban y un olor que me resultaba familiar. Una cinta adhesiva me inmovilizó las manos y me tapó los ojos antes de tirarme encima de la cama. Un tacto frío y húmedo empezó a recorrer mi cuerpo primero lentamente y luego mucho más brusco. Deseaba que todo acabase de una vez temiendo el desenlace final pero por lo menos estaba feliz por una cosa: no me estaba volviendo loca.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Hola!
Fascinante como se comenta cada momento, movimiento, sensación, le has dado un toque artístico a las palabras.
Enhorabuena.

eclipse de luna dijo...

Me encanto tu narrativa, haces que nos involucremos totalmente en tus historias..es final me encanto..al menos se que no estaba loca...
Un besito y una estrella.
Mar

Yedra dijo...

Ha habido un momento que creí que la que te acechaba era yo misma! Muy bien narado, me ha encantado!
Gracias por tu visita porque fundamentalmente me ha permitido conocerte!
Un abrazo
Yedra

Rosqui dijo...

Te he devuelto la visita y la verdad es que me ha gustado lo que he leido! como recreas ambientes y sensaciones, tan intimista y tan detallista!
Un gran blog y una gran narradora de sentimientos! :)