lunes, 3 de noviembre de 2008

Ella

Otra vez se ha marchado pronto y me ha vuelto a dejar sólo. La sensación de la cama vacía antes me gustaba pero ahora no soporto el notar su ausencia. Intento contener dentro de mí el aroma que aun persiste en las sábanas. Me impregno en su sudor y me imagino otra vez con ella. En mi piel se hayan todavía los restos de la noche, del cansancio tan dulce. Perdí la noción del tiempo durante un par de veces pero ella es capaz de recargarme de energía con sólo mirarme. Tiene una mirada sumamente erótica. Me encanta cuando dirige sus ojos hacia mí pidiéndome más, deseándome. Mi cara se ilumina pensando en ella.

Llevamos casi un año juntos y todo es perfecto. Nos compenetramos perfectamente en todo. Los mismos gustos, las mismas aficiones, incluso le ha caído bien a mis padres, cosa difícil de comprender porque mi madre es sumamente crítica con todas las mujeres que han estado conmigo. Hasta me ha empezado a hablar de nietos. ¡Nietos!, a decir verdad desde que ella los nombró me imagino casado con ella y con dos niños. Unos niños tan hermosos como ella, con su cara, su piel.

Lo que no soporto es que se marche tan pronto todas las mañanas. Aun empiezan los primeros rayos de sol a asomarse por la ventana y ella ya está cerrando la puerta. Todos los días me hago el perezoso en cama para contemplar su cuerpo. Verla entrar en la ducha desnuda como una diosa. Luego vuelve empapada a darme un beso y sacudir su pelo sobre mi rostro. Coge la ropa y empieza a vestirse de una forma que me vuelve loco. Nunca pensé que me iba a excitar tanto ver vestirse a una mujer.

Y luego viene el beso de despedida. Un beso que implica tiempo, el tiempo que voy a estar extrañándola hasta que volvamos a vernos a la tarde. ¡Qué largas se me hacen las horas sin ella! Las compañías de móviles deben estar contentas conmigo, me paso todo el rato mandándole mensajes. No puedo llamarla porque no me coge nunca en el trabajo. La gente de mi trabajo se da cuenta de que soy feliz. Mi humor me ha cambiado tanto que ni yo me reconozco. Soy tan feliz que voy a intentar formalizar mi relación. Quiero envejecer a su lado.

No creo que exista una vida en la que ella no sea el eje principal de la misma. Antes pensaba que el amor no era más que un invento extraño para justificar arrebatos y demás sandeces que uno cometía, pero ahora estoy convencido que el amor es lo que siento cada vez que oigo su voz o que veo su rostro. Mi corazón se detiene cada vez que escucho sus pasos al otro lado de la puerta y se entristece cada vez que se aleja de mí. Sí, estoy enamorado y no sé que sería de mí si a ella de pasase algo.

Y lo peor es que enloquezco cada vez que la veo triste o preocupada. Una angustia me recorre cada vez que veo en sus mejillas una lágrima o una señal de tristeza, aunque sean provocadas por una película o un libro. Intento que cada día sea el más feliz de su vida porque con ello consigo ser feliz. Y no se trata de regalos, lo que cuentan son los detalles. Detalles como los mensajes o el hecho de que cada vez que la rosa que le regalo le empiezan a caer los pétalos, ya tengo otra para ocupar su lugar. Y sin que ella lo sepa guardo los pétalos de todas esas rosas que le he ido regalando en este tiempo. Un día le sorprenderé con ellas. Otra cosa que le encanta es que le dé masajes en los pies y que le deje dormir unos minutos en el sofá. Ella dice que ve la televisión pero no recuerdo verla despierta más de 10 minutos. Luego la despierto suavemente besándole el cuello y la acompaño a la cama. Soy feliz con su felicidad.

4 comentarios:

Yedra dijo...

Realmente precioso lo que he leido. Me encanta, y me encantaría ver su cara al ver ese montón de pétalos gusdados mimosamente.
Un beso
Yedra

José Manuel Pérez dijo...

Has hecho bastantes como me dijiste, para toda la familia. En Conjuto me han gustado, he leido Cris, Rust y destacata sobre todo el primero de Alberto. Se te dan bien, veo que tu habilidad creativa no está sólo en la escritura. Mi opinión es que tienes potencial y como te dije antes, para ser los primeros no están nada mal, después como todas las cosas en la vida, se va avanzando con la práctica si se tiene afición para ello.

Un saludo
JOSE

eclipse de luna dijo...

Que bonito..me ha encantado el detalle de guardar los petalos..
Es dulce y tierno a la vez.
Un besito y una estrella.
Mar

Perséfone dijo...

Eso sí es amor...

Qué bonito. Me gusta la maneraen que enlazan las dos historias.

Un abrazo.