Al cabo de una semana en el pueblo hubo dos sucesos que, como la balanza de la justicia, guardaban a su vez la alegría y el dolor. La desaparición de Javier fue achacada a múltiples excusas. Según unos se había ido a la ciudad para olvidar a María, según otros la desesperación lo había hecho suicidarse, pero todos los rumores fueron acallados cuando de la capital nos llegaron noticias de que María se había recuperado milagrosamente, aunque que no recordaba nada de lo sucedido hasta entonces. Una sombra de dolor cruzó en ese momento mi pecho. Yo sabía que es lo que había pasado y que es lo que había obrado el milagro. Javier, hundido por no haber sabido defender a María, hizo lo que cualquier amante por su querida. Aquella misma tarde que yo escuché su confesión él se marchó hacia el mismo lugar por donde había pasado la Santa Compaña con el fin de convocarla o de encontrarse con ella. Al parecer tuvo la desgracia de hacerlo e intercambió el puesto de María por él. Con el fin de que nadie lo encontrase suplicó para que no sólo su alma viajase con ellos en su peregrinar maldito, sino que su cuerpo también fuera. Y las almas accedieron.
Por suerte María no recordaba nada de lo que había sucedido. Su cabeza pareció borrar todos los hechos hasta el punto de no recordar siquiera que se iba a casar. Su mente pareció descender a los umbrales de su infancia transformándola en una niña en el cuerpo de una mujer. Al cabo de un año de volver al pueblo el párroco me pidió que le ayudase para que ella empezase a hacer mi trabajo así yo tendría una ayudante y ella no estaría sola. Me transforme en su maestro y su protector.

1 comentario:
forma parte de la union literaria mas importante de la web.. haz conocer tu blog y lo que escribes!! y conseguiras visitas..
Union Literaria
Publicar un comentario