viernes, 19 de septiembre de 2008

Noticia

Llevo andando toda la mañana sin un rumbo fijo. Dejo que mis pies y mi mente decida el trayecto sin pensar en un destino. Me fijo en las caras que se van cruzando y en la gente que tiene claro cual es su destino, y me sorprendo de lo triste que me parece esa gente. Entonces veo la cara de la felicidad en un rostro. Una mujer lleva de la mano a un pequeño que sonríe mientras avanza a pequeños saltitos. Pese a la cara de cansancio de ella en ambos resplandece un sentimiento de alegría. Al pasar a mi lado escucho las palabras de complicidad de ella a él y se me encoge el corazón: "vamos cariño, que tu madre te espera allí con un regalo...".


Al cabo de unos días una noticia aparece en la prensa en la que una madre solicita ayuda para recuperar a su pequeño y en la foto la cara de aquel pequeño feliz.

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