jueves, 18 de septiembre de 2008

Envidia

Antes mi vida era perfecta. Tenía todo lo una persona podía desear en el mundo. Juguetes, películas, la comida que me gustaba y lo más importante: los tenía a ellos. Nunca me cansaba de sus atenciones. Me gustaba la forma que tenía mi mamá de arroparme todas las noches mientras me besaba en la frente. Cómo mi papá me leía los cuentos una y otra vez y cómo asustaba a los monstruos que se escondían bajo mi cama. Por algo es el mejor papá. También me gustaba que me dejaran estar sobre su cama después de bañarme. Sé que no les gustaba que saltase en la cama pero me dejaban sin decirme nada. Siempre tenían tiempo para jugar conmigo o para estar viendo una película a mi lado. Antes me querían.

Y un día las cosas cambian. Sé que estaban alegres y contentos pero ya no me hacían tanto caso como antes. No me gustó que me vaciasen la habitación de los juguetes pero por mucho que lloré no me dejaron volver a ponerlos dentro. Bueno, tal vez fuera mejor así, ahora los tengo todos en mi habitación y puedo jugar con ellos siempre que quiera. Pero ahí no quedo la cosa. Mi madre empezó a ir al médico. Yo nunca quise ir, no me gusta como me mira la doctora y una vez me hizo daño.

Cada vez pasaba más tiempo en casa de los abuelos. Ellos me quieren mucho pero no me gustan. Cada vez que pido algo me lo dan pero sus besos saben mal. Huelen a babas. Además la abuela no paraba de decirme que mis padres no me iban a querer y que iba a venir otro niño a casa. ¿Para qué querrían otro niño?

Claro, lo que yo no sabía era que mi madre guardaba un niño en su barriga. Tal vez por eso estuvo tanto tiempo en cama. Ya no me acostaba ella y tampoco podía jugar en casa como antes. Parecía que les molestaba todo lo que hacía y luego llegó él.

Estuve unos días en casa de mis abuelos como cuando tengo vacaciones y, cuando por fin me viene a buscar papá para llevarme a casa, me encuentro un niño pequeño que no sabe hacer nada. Yo me esperaba a un niño como yo para poder jugar. Pensaba que ya que iba a tener un hermano podría ser como yo, así compartiríamos muchas cosas. Estaba claro que nuestros papás me iba a querer más a mí que a él pero no me importaba dejárselos. Pero en vez de un niño me encuentro un bebé pequeño que no sabía jugar a nada, mejor dicho, ni sabía jugar ni sabía hacer nada. No me explico que le veían si lo único que hacía era llorar todo el día y toda la noche.

Mamá estaba enferma por culpa de él. Estaba todo el rato con él y no podía hacer nada conmigo. Ni siquiera me dejaba chupar de la teta como lo hacía él. Una vez quise dejarle un muñeco y lo único que hizo fue chupármelo todo. Pero cuando lo quise recuperar empezó a gritar y tuve que dejárselo. Es verdad que crece mucho pero no hace nada y si yo estuviera todo el día en cama y con los mimos de mamá también crecería. Me acuerdo que una vez estuve unos días en cama y cuando me levanté tuvimos que ir a comprar ropa porque no me servía la que tenía. No es que me gustase ir de compras pero estuvimos todo el día mamá y yo juntos.

No sé porqué no les gusta lo que hice. Desde que llegó el bebé papá y mamá están todo el rato quejándose de que no pueden dormir por culpa de sus gritos. Yo sólo quería ayudar a mamá. La pobre estaba muy cansada y me decía que no podía jugar conmigo por culpa del bebé. Yo soy un niño bueno y le ayudé a descansar. Conmigo se quedó dormido y cuando empezó a llorar le tapé con la almohada y se calló. No sé porque me gritan ahora. Yo sólo quería ayudarles...

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