domingo, 28 de septiembre de 2008

La cajera

Buenos días. Nunca había pensado que esas dos palabras iban a ser capaz de congelar mi cuerpo. Han transcurrido más de 15 años y todo ha vuelto de repente. Las productos que tenía a punto de pasar por el lector se me cayeron de las manos. Quince años que parecieron no haber existido nunca. La voz sigue igual pese a que en su rostro se ve el paso del tiempo. Y esos ojos... ¿Cuántas veces me desperté gritando, empapada en sudor y con esos ojos en mi mente? Todo mi cuerpo tiembla cuando me agacho a recoger las cosas que han caído. Me siendo desnuda y frágil. Pese a las ganas de salir corriendo me vuelvo a sentar y le observo detenidamente. En su cabeza casi no hay pelo y por lo que parece está casado. Un hombre no haría esta compra: jabón de olor y jabón de baño, productos de limpieza, dulces,.... efectivamente, debe de estar casado, un hombre no compraría salvaslips y compresas.

Empiezo a buscar por ella para ver como es. Me gustaría decirle tantas cosas, avisarle, llorar. Si dieran un Óscar a la sonrisa más fría esa sería la mía. Los productos los paso mecánicamente mientras le observo y le miro. En mi interior no hay más que un deseo irrefrenable de venganza. Me gustaría coger un cuchillo y atravesarle con él el corazón mientras le miro a los ojos. Pisarle la cabeza. Cualquier cosa que sea con tal de verlo sufrir. Y que muera lentamente. Que cada segundo que he sufrido en estos años se grabe en su carne. Qué cada vez que sentí asco cuando un hombre me tocaba le haga mella en su corazón. Y sigo pasando las cosas de una forma mecánica.

Casi al final escucho la voz de una mujer llamándolo. ¡Se llama Luis! Luis, Luis... nunca más olvidaré ese nombre. Si por lo menos hubiera tenido un nombre tal vez lo hubieran encontrado. Luis, el nombre de mi infierno. Luis, sería capaz de odiarte pero no lo voy a hacer porque eso implicaría que siento algo por tí. Ni el desprecio me permito sentir. Ella es una mujer de mi edad. Normal. Totalmente normal. Por mucho que la miro no veo nada raro en ella, bueno sí: ¡Él! ¿Qué le habrá visto? ¿La habrá violado en cama? No, no creo, eso sólo lo hacía con jóvenes. Y se vé que le quiere. Esa caricia que le hace en la espalda. No puedo seguir mirando. No me siento capaz.

Le dijo el importe y con complicidad le pregunto a ella que si le quiere. Ella se sorprende y me dice que sí y empieza a llorar. Luis la abraza y me dice que no me preocupe. Que ella está así desde que a él le diagnosticaron cáncer. En mi fuero interno me alegré, ojalá sufra. Luego me fijo en ella, está derrumbándose. Él me confiesa que no le queda más de un mes de vida y que se negó a que le hicieran nada. Prefiere vivir sufriendo a morir drogado. Le dije que le comprendía.

Cuando salieron del supermercado pedí a una compañera que me sustituyese que me encontraba mal. Me fui a casa ydándole vueltas a todo lo que había pasado. Hace quince Luis me mató por dentro y viví encerrada en aquel momento pidiendo venganza, olvidándome de mí. Quince años condenándome y sufriendo. Y después de quince años ese mismo hombre me regala las palabras que me devuelven parte de mi. Había vivido drogada por un recuerdo y no había afrontado la situación. No podemos olvidar pero tenemos que ser capaces de vivir con los recuerdos. Y por primera vez veo algo de esperanza en mí.

2 comentarios:

eclipse de luna dijo...

Muy buena historia..siempre me quedo enganchada con ellas...
esto me hace recordar algo ..
Recordar es facil para quien tiene memoria, olvidarse es dificil para quien tiene corazon
Un besito y una estrella.
Mar

ElSilenciO... dijo...

Hola!esta historia me ha hecho volver a pensar... son tantos los recuerdos que ha veces no me dejan seguir...un beso y encantada de encontrar tu blog