No es justo. Yo me porto bien y nunca me traen los Reyes lo que les pido. Este año había sido muy bueno y no había hecho nada malo. Hasta en casa ayudaba a veces a poner la mesa. Y cada vez que les preguntaba a mis padres si había sido bueno me decían que sí. Los Reyes no son buenos. No pueden serlo, si lo fueran me habrían traído todo lo que había pedido en la carta. Ya sé que no sé escribir muy bien pero les había puesto los dibujos y los recortes de las revistas. Lo primero que les decía era que quería la consola de juegos y cuatro juegos. Ya soy mayor y puedo jugar con ella ¡ya tengo siete años! Y no me la han traído. En vez de una consola me traen un chándal. ¿Para qué me sirve un chándal? No sirve para jugar con él. Y tampoco me han traído la bicicleta, llevo pidiendo una bici toda mi vida. Era el regalo que más quería y tampoco me la han traído. En su lugar me trajeron unos muñecos con un helicóptero y un barco con más muñecos. Yo no quería eso, ¡quería una bicicleta! Lo que sí que me han traído es unos libros para leer y un plumier nuevo. Mamá me decía que pidiera eso que los Reyes suelen traer cosas con las que vas a jugar o cosas que vas a usar, pero yo no quiero esos Reyes. Yo quiero los Reyes de Marcos.
A Marcos le han traído hasta un coche teledirigido y una bicicleta nueva que tiene ruedas para no caerse. Para el próximo año voy a poner la carta en casa de Marcos. Además, Marcos sí que es malo. Todos los días nos anda pegando en el colegio y escupe. También insulta a su madre cuando sale y se porta mal. ¡Y los Reyes le traen una bicicleta! Los Reyes no son justos. A mí me traen ropa y pinturas y a Marcos le traen juguetes y una televisión. Estuvo presumiendo en clase de que podía ver la televisión en su habitación porque había sido muy bueno, y yo llego al colegio con un chándal y resulta que Marcos tiene uno mejor, uno de fútbol.
El otro día, la profesora nos dejó traer los juguetes que nos habían traído los Reyes para jugar en el patio. Casi todos habían venido con Spidermans y yo había traído mi muñeco que no hace nada. Tiene una pistola pero no puede lanzar telarañas y no es un superhéroe. Ese día Marcos trajo un robot muy grande que se mueve y habla sólo con darle a un botón. Una vez en el patio Marcos se rió de mi muñeco y me dijo que mis padres eran pobres y que por eso tenía Reyes pobres. Me puse a llorar cuando todos se rieron y me marché junto a la profesora pero ella no me entendía: yo había sido bueno y marcos no, y él tenía juguetes buenos y yo no. Tal vez Marcos tenía razón y mis padres y mis Reyes eran pobres por ser bueno.
El próximo año voy a ser como Marcos para ver si así los Reyes me traen todo. Voy a portarme mal y quitarle las cosas a los niños. Hoy ya he conseguido el coche teledirigido pequeño de Marcos. Como no me lo quería dar le tuve que tirar por las escaleras. Al llegar abajo estaba manchado de sangre y le cogí el coche antes de que se levantara. La profesora nos dijo llorando que Marcos no iba a volver pero yo sé que en las películas los malos siempre vuelven. Pero si lo hace no le voy a devolver el coche ¡ahora es mío!
martes, 23 de septiembre de 2008
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2 comentarios:
Jejejeje muy buena historia.
Desde luego al pobre chiquillo no le falta razón. Es más, podemos extenderlo a un mundo mucho más complicado (como el de los adultos) y ver la de veces que nos hemos quejado nosotros por lo injusta que es la vida.
Buen blog.
Un saludo.
uy, que fuerte el relato, la verdad es que me has sorprendido, porque sinceramente me esperaba de todo menos un desenlase como es, me has dejado perpejlo OO
saludetes!!!
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